Relato – cuento corto
Mi pequeño lugar tiene una sala cocina y una ventana con vista a un jardín interno. No hace mucho desperté, eran las nueve de la mañana de un sábado claro y despejado. Una brisa suave estaba arrullando todas las hojas de los árboles, mientras de pie apoyado al marco de la ventana siento por dentro un disgusto mental. No estoy triste, pero siento el amargo de un rechazo mientras todo a mi alrededor está bien. En este estado no disfruto de nada, es una especie de derrota continua donde sin descanso revolotea alrededor de mi el vacío de lo perdido, la necesidad de extrañar aumenta y la desvalorización se vuelve adictiva.